3 Rue Joseph. De Venoge, 51200 Épernay
Detrás de una fachada discreta, protegida por algunos árboles y un portal de hierro forjado, se descubre Le Clos Raymi, una casa del siglo XIX cuya elegancia no busca imponerse. Construida para el señor Chandon, esta antigua residencia conserva un alma tranquila y una cierta discreción, como si prefiriera dejar que hablen sus volúmenes, sus materiales y la luz que habita las habitaciones a todas horas del día.
La ubicación es céntrica, pero escapa al bullicio. Se encuentra a pocos minutos a pie de las grandes casas de champán, en un barrio residencial donde el ritmo es tranquilo. Un jardín rodea la edificación, ofreciendo algunos bancos y una agradable terraza cuando el clima lo permite. No es raro que el desayuno se sirva allí, en la calma de la mañana.
Le Clos Raymi ofrece siete habitaciones, todas diferentes. Cada una se inspira en un tema, pero sin excesos, con toques sutiles y objetos elegidos cuidadosamente. El mobiliario evoca los años 30, las líneas son sobrias, los materiales están envejecidos. Algunas habitaciones cuentan con una chimenea decorativa que refuerza la sensación de espacio e intimidad. Nada es llamativo, pero cada elemento parece estar en su lugar.
La ropa de cama es acogedora, la temperatura está bien regulada, y todo está pensado para que pueda relajarse. Dispone de una televisión, un escritorio si lo necesita, acceso gratuito a Wi-Fi, y sobre todo una sensación de estar en un lugar habitado por una historia, sin ostentación. No se trata de un hotel impersonal, sino de una casa transformada con buen gusto.
Los baños también cuentan con una atención especial: cada uno está equipado con una ducha o bañera, un albornoz suave y productos de aseo orgánicos. Se presta un cuidado discreto pero constante al confort general. Nada es superfluo, pero se percibe una exigencia de calidad en los pequeños detalles.
Por la mañana, un buffet le espera en el comedor. Este desayuno casero varía según las estaciones y se distingue por la sencillez de los productos elegidos: pan fresco, mermeladas, zumos, algunos dulces, todo servido en un entorno luminoso. En los días soleados, puede preferir el jardín, donde algunas mesas permiten disfrutar de la tranquilidad matutina.
Le Clos Raymi también dispone de un aparcamiento privado y seguro, una ventaja poco común en esta parte de Épernay. Por lo tanto, no tendrá que preocuparse por su vehículo durante su estancia. La estación de tren es fácilmente accesible, a unos dos kilómetros, lo que le permite considerar una estancia sin coche si así lo desea.
El ambiente general del lugar invita al descanso. Se viene aquí para desacelerar, para disfrutar de cierta atmósfera, sin presiones. El personal se asegura de ser discreto, pero está disponible, lo que refuerza esta sensación de independencia y serenidad.
Este hotel de tres estrellas nunca exagera. Se limita a hacerlo bien. Lo que lo hace singular es esta mezcla entre el encanto de una casa antigua y la exigencia de un alojamiento cuidado. Una dirección que se recuerda por su atmósfera más que por su ostentación.
Si se aloja en Épernay, tendrá la oportunidad de descubrir la famosa Avenida de Champagne, a pocos pasos del hotel. Alberga grandes casas como Moët & Chandon, Mercier o Perrier-Jouët. Algunas se pueden visitar, otras proponen degustaciones o una vista de sus bodegas subterráneas.
El paseo por el centro de la ciudad también merece la pena. La iglesia de Notre-Dame, de inspiración neogótica, se descubre paseando. Un poco más allá, el parque Maigret le ofrece una bienvenida pausa vegetal. Es un lugar tranquilo, frecuentado tanto por paseantes como por familias.
Si desea ir un poco más lejos, la ciudad de Reims se encuentra a unos treinta minutos en coche. Su catedral, catalogada como patrimonio mundial de la UNESCO, forma parte de los imprescindibles. El arte sacro convive allí con los grandes momentos de la historia de Francia, en un monumento de una intensidad poco común.
De regreso a Épernay, también podría considerar una visita al museo del vino de Champagne y de Arqueología regional, instalado en un elegante hotel particular. Este lugar permite comprender mejor el profundo vínculo entre la región y su producción vitivinícola, a través de una museografía contemporánea y bien pensada.
Le Clos Raymi está dirigido a quienes aprecian los lugares tranquilos, algo confidenciales, donde el encanto no se decreta, sino que se siente. Al elegir quedarse aquí, experimentará un alojamiento independiente, a la vez acogedor y discreto, en una ciudad con un patrimonio rico y una energía tranquila.
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Desde 125 EUR por noche